El jueves 2, el Comité Multisectorial del Fenómeno El Niño dio una explicación sobre el desastre desatado en un comunicado: se “considera que se han consolidado las condiciones para El Niño costero, débil en el presente verano”; y que “estas condiciones favorecen un aumento en la frecuencia de lluvias de magnitud muy fuerte, especialmente en la costa norte”.
Las autoridades regionales se reunieron y entregaron 72 motobombas a los alcaldes de los diversos distritos, informó el secretario técnico del Comité de Defensa Civil de Lambayeque, Carlos Balarezo Mesones, quien además señaló que hasta el viernes se había distribuido 50 toneladas de ayuda humanitaria.
En Chiclayo, las calles y avenidas se convirtieron en lagunas, a pesar que muchos buzones de desagüe fueron destapados para enfrentar el embalse. Los buzones luego colapsaron. El tránsito se desbordó en algunos sectores de la ciudad.
Aguas fangosas
El ingeniero hidráulico Miguel García Puémape señaló que en términos de “caudal”, el primer día de lluvia, el miércoles 1, cayó sobre la ciudad de Chiclayo: un millón 300 mil litros por minuto. Si se asume que 20 horas después de las lluvias, “se han evaporado e infiltrado en suelos secos la mitad de aquella cantidad, entonces se encuentran sin drenar en toda la ciudad un estimado de 250 mil metros cúbicos de aguas fangosas”, apuntó.
"Tres personas murieron en apenas dos días en Chiclayo, la capital de Lambayeque. Son 38 distritos de esta región golpeados por las lluvias incesantes: el 50% de los distritos afectados en todo el país."
García Puémape reveló que la intensidad de las lluvias supera la del 14 de febrero de 1998, durante el Fenómeno El Niño. Preguntó: “¿Cuánta agua permanecerá enlagunada y por cuanto tiempo, en los 30 kilómetros cuadrados de área urbana techada, pavimentada y la periferia de asentamientos humanos fuera de control?”.
Ruperto Arroyo, periodista, recordó que “después del 98’ nada ha cambiado en Chiclayo. “Seguimos sin drenaje pluvial, cortes de energía eléctrica, pésimo servicio de alcantarillado. Desde esa última experiencia han pasado 19 años, las autoridades pasan y el trabajo planificado es nulo...a este paso es impensable lo que se viene”, remarcó.
A la altura de Mórrope, 30 kilómetros al noroeste de Chiclayo, la Panamericana Norte quedó bloqueada en el kilómetro 835 por grandes lagunas formadas alrededor, producto de las aguas desbordadas del río La Leche y que llegaban hasta la pista. Un ómnibus volcó al tratar de cruzar estas aguas.
Los estragos del desborde del río La Leche en Lambayeque.
Mientras las lluvias no paraban, se conoció que había sido suspendida la inauguración de la obra de defensas ribereñas ejecutadas por el Gobierno Regional de Lambayeque en el río Reque, sector de Ciudad Eten y programada para este sábado 4. La obra, con un presupuesto de 14 millones 208 mil 648 soles, es considerada como la estructura de protección más importante construida en Lambayeque, según informó el alcalde de Ciudad Eten, Germán Puican Zarpán.
De la vigilancia al estado de alerta
El jueves 2, el Comité Multisectorial del Estudio del Fenómeno El Niño, estableció pasar del estado de “vigilancia” al estado de “alerta”, lo cual permitía intensificar el monitoreo de la emergencia. La medida se adoptó ante la evolución reciente de las condiciones océano-atmósfera en el Pacífico Ecuatorial Oriental, que incluye la costa norte del Perú.
El texto del Decreto Supremo Nº 011-2017-PCM, publicado el último viernes, declara en estado de emergencia a las regiones de Piura, Lambayeque y Tumbes, por el peligro y desastres causados durante el actual periodo de lluvias, para la ejecución de acciones y medidas de excepción inmediatas y necesarias de respuesta y rehabilitación.
"La intensidad de las lluvias en Lambayeque supera la del 14 de febrero de 1998, durante el Fenómeno El Niño. “¿Cuánta agua permanecerá enlagunada y por cuanto tiempo en el área urbana y la periferia de asentamientos humanos fuera de control?”, preguntó el ingeniero García Puémape."
En el decreto se indica que las acciones en las zonas afectadas fueron insuficientes para atender la emergencia y por este motivo se dispuso que los ministerios que refrendan estas normas, apoyen las labores que realizan los gobiernos regionales de Tumbes, Piura y Lambayeque, así como los gobiernos locales involucrados, con la coordinación técnica de Indeci.
En la otra tribuna, unos 40 líderes de instituciones sociales, empresariales y colegios profesionales se reunieron la tarde del viernes y formaron una comisión de 11 personas para crear una organización que coordine con las autoridades en todos los niveles. La sede de la comisión será el Colegio de Arquitectos.
La misión principal y urgente de este equipo: evacuar las aguas de las calles de Chiclayo y sus pueblos jóvenes, exigir la emergencia sanitaria de la ciudad, organizar las juntas vecinales, preparar los expedientes técnicos básicos para solicitar los presupuestos, organizar una logística de apoyo y buscar la reposición de la infraestructura como las casas derrumbadas, los colegios y otras edificaciones que se vinieron abajo. El sábado llegó la ministra de Salud a Chicayo, Patricia García Funegra, para establecer un hospital de campaña. La emergencia continúa.
Lima, al filo del peligro
ESCRIBE YESENIA VILCAPOMA (LIMA)
Juan Carlos Campos vive hace siete años en el distrito de San Antonio, en la provincia de Huarochirí de la región Lima. En su vivienda, tiene una pequeña bodega, la misma que se ha reducido a vitrinas para la venta semivacías tras los últimos dos huaicos registrados en la asociación Las Praderas de Media Luna.
Desde el 14 de enero comenzaron las lluvias intensas en las provincias de Lima que desataron huaicos y deslizamientos. Hasta la tarde del viernes 3 de febrero, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) registró en su evaluación preliminar de daños, mil 829 pobladores afectados en ocho distritos de tres provincias de Lima, de los cuales 272 fueron considerados damnificados al quedarse en la mayoría sin viviendas.
A nivel de los distritos de Lima, la capital, los daños se registraron en los distritos Lurigancho-Chosica con 220 personas damnificadas y 44 viviendas colapsadas, y Chaclacayo con 365 personas y 150 casas afectadas.
“Hemos contratado una máquina pesada la primera vez”, comenta Juan Carlos. Recuerda así que el miércoles 25 de enero, cuando se registró el primer huaico, tuvo que buscar soluciones para extraer el lodo que había ingresado a su vivienda. “Ahora han venido a maquillar el asunto”, asegura. Se refiere a la presencia de autoridades y la ayuda que han llevado para los damnificados de esta zona, colchones, frazadas, agua.
Parte del terreno donde se ubicaba la vivienda de Freddy Rojas, destruida tras los dos huaicos registrados en el distrito de San Antonio,Huarochirí. Foto: Javier Bustamante.
Juan Carlos minimiza los riesgos. “Se pone un canal y con eso ya no hay mucho peligro”, dice. Como él, otros vecinos de la zona creían que la presencia de un huaico era imposible en esta parte de Huarochirí.
Para el especialista en gestión de riesgo, Pedro Ferradas, el problema también radica en ‘empresas fantasmas’ que venden terrenos en zonas vulnerables y lucran con la necesidad de las personas que buscan un espacio en donde vivir. Se convierte en una estafa.
En Perú, alrededor de 480 mil personas viven en zonas de riesgo, lugares propensos a sufrir inundaciones y huaicos, según Ferradas, exdirector del Centro de Estudios y Prevención de Desastres.
“No tenemos otro lugar a dónde ir. Reubicación, ¿dónde? Lo que se haría es prevención. La pista con canaleta. Voy a construir mi muro más alto, ya no al nivel de la pista para que no ingrese el lodo”, dice Freddy Rojas para continuar viviendo en medio del peligro.
Freddy Rojas vive en La Praderas de Media Luna, en la zona San Antonio desde hace ocho años. Cuando compró el terreno, al igual que Juan Carlos, nunca pensó en el peligro permanente en el que se encontraría. Invirtió cinco mil soles en este espacio, una casa prefabricada con algunas de sus pertenencias que ahora ha desaparecido. Lo que queda es un colchón al que le ha prendido fuego. Y algunas maderas alejadas del terreno. Por ahora, dejará este lugar. Vivirá con sus familiares pero no piensa dejar estas tierras con las que en algún momento pensó, se convertiría en un negocio.
“No tenemos otro lugar a dónde ir. Reubicación, ¿dónde? Lo que se haría es prevención. La pista con canaleta. Voy a construir mi muro más alto, ya no al nivel de la pista para que no ingrese el lodo”, dice Freddy para continuar viviendo en medio del peligro.
Zonas críticas
Perú tiene puntos identificados como áreas de peligro: Chosica, con 15 quebradas activas; ciudades de Piura por la crecida del caudal del río; Tumbes, Lambayeque, La Libertad, Lima, Cañete, Chincha, Pisco, Ica, Arequipa, Moquegua y la Amazonía son lugares con zonas de riesgo. Pese a ello, las personas continúan poblando estas zonas cerca de quebradas, pendientes, ríos que pueden generar inundaciones. El riesgo incrementa. La necesidad de las familias que crecen cada día más, también. Así lo cuenta el especialista Pedro Ferradas.
Camino hacia el inicio de la asociación Las Pradera de Media Luna, en el distrito de San Antonio. Foto: Yesenia Vilcapoma - Convoca.
Ahora, en Las Praderas de Media Luna, el camino es más largo. El huaico ha destruido la vía que funcionaba como pista y facilitaba el acceso al transporte de estas personas. Todos tienen que caminar hasta el arco que anuncia el inicio de esta asociación. Entonces, recién pueden subir a una mototaxi y continuar con su trayecto. Caminar por este lugar es un desafío y aún más si llevas en brazos a una niña. Es el caso de Doris Lozada. Ella tiene 31 años y dos hijas. Su vivienda ha terminado afectada, su colchón inservible y ahora recién puede darse cuenta del peligro que corría al vivir en esta zona de riesgo.
Vive aquí desde hace tres años. Teme por sus hijas y está de camino a la casa de una amiga quien le ha brindado un espacio seguro durante estos días. Ella, a diferencia de algunos de sus vecinos, piensa en dejar este lugar. Tampoco tiene mayores posibilidades, pero el riesgo la asusta. Nunca le advirtieron lo que podría suceder si la quebrada ubicada cerca de su vivienda colapsaba. Ahora lo sabe.
"Para el especialista en gestión de riesgo, Pedro Ferradas, el problema también radica en ‘empresas fantasmas’ que venden terrenos en zonas vulnerables y lucran con la necesidad de las personas que buscan un espacio en donde vivir. Se convierte en una estafa."
Según la alcaldesa de San Antonio, Eveling Feliciano, hay otras seis asociaciones que han terminado afectadas en este distrito: Asociación Sol Naciente, Valle Sagrado, Villa Jicamarca, Vía Mocha, Los Jardines y Las Flores. “Específicamente, aquí en San Antonio no ha habido ningún tema de prevención”, reconoce la alcaldesa. Ella es la autoridad edil del distrito por segunda vez.
Lo que sucedió en Huarochirí es solo una parte de lo que guarda la naturaleza para estas zonas en peligro. En cada una de ellas el riesgo puede ser distinto, calificado como de mayor o menor intensidad, como lo explica el especialista Pedro Ferradas.
Los huaicos que van a gran velocidad por una alta pendiente podrán arrastrar rocas. “No solo pueden destruir viviendas, pueden herir o matar a las personas. Hay otros que solo arrastran lodo y su efecto puede generar una inundación y la pérdida de pertenencias”, explica Ferradas. Una cadena de peligros.